No me gusta la Navidad y sin embargo ...

No me gusta la Navidad. No, no y no. 
¿Os suena esta frase?

No me gusta la Navidad, y sin embargo, la celebro. 

Cuando digo que no me gusta la Navidad no es una frase de esas que sueltas porque queda bien y está de moda, no, lo digo de corazón y con los ojos vidriosos. 

No me gusta como me hace sentir. Yo, que amo la melancolía, esto no se puede llamar así por mucha poesía que le quiera poner, esto es tristeza. Es pena. En ocasiones es rabia. 

Es incomprensión por tantas cosas ...

Si tengo que escribir en una hoja, rápido y sin pensar, qué es para mí la Navidad, me saldrían frases sueltas, palabras como ... cenas, comidas, reuniones familiares, compras, mucha gente por las calles de Madrid, atascos, prisas, gastos, más compras, agobio por comprar los regalos a última hora ... ausencias, llamadas de compromiso, soledad ... 

La Navidad, desde hace años, me hace sentir sola. Muy sola. Eso es algo que solo yo me puedo explicar. 

Y, sin embargo ...

La celebro.

Llegan estas fechas y tras el primer cabreo y los primeros llantos a solas, porque descubro que ya está aquí una vez más la Navidad, hago balance. Es la mejor manera de despejar a esos espíritus "no navideños" y poner sobre la mesa lo que de verdad importa. Y es que, hay tanto que celebrar ... yo celebro los días de lluvia y niebla, los amaneceres que me pillan despierta, las noches de luna llena, la llegada del otoño ... por celebrar, yo me invento excusas, ... yo celebro y, como diría Sabina, ¡es que me sobran los motivos !! 

Así pues, celebremos. 

Celebro la vida que tengo, la vida que me rodea, celebro mi familia, no toda, la que está a mi lado de verdad, la que elijo y me elige. Celebro cada persona que he conocido a lo largo del año, y la que sigue ahí sin alejarse compartiendo todo el saco de vivencias. Celebro a mi hijo que, dentro de su etapa más adolescente, vuelve a hacerme hueco en sus rutinas. Celebro que acaba un año más dedicada a aquello que un día fue un sueño. Celebro que no me llegarán los días para hacer todo lo que quiero. Celebro que haya regalos que quiera comprar, sí, cierto que se me "obliga" a hacerlos ahora, pero celebro que me guste tanto regalar a pesar de todo. 

Celebro el amor. Celebro tener a mi lado una persona que, a su manera, se ha empeñado en que mis navidades cambien y las disfrute. Celebro a quien me aguanta como soy y me enseña a medir mis emociones cuando hace falta, pero me da toda la libertad que se necesita para bañarme en ellas cuando no las quiero controlar. 

Sí, tengo mucho que celebrar. Y lo escribo para leerme luego, cuando mi cabeza se disipe y vuelva a invadirme esa tristeza disfrazada de melancolía que no me gusta, pero que está, y que, siendo sincera, en parte contribuyo a crear, porque cuando algo no es lo que queremos, no ponemos el corazón en ello. Porque eso sí, lo celebro ahora y el siete de enero, no, tú no eres la razón Navidad. Quizá como mucho seas una excusa más. 

Después de contarte todo esto, si ves que te felicito, si te miro a los ojos y te deseo feliz navidad, y al hacerlo me brillan, puedes saber que no es un cumplido, es real. Como esta carta.

Y también diré, que este año la voy a disfrutar. Hay mucho cariño puesto para que esto sea así. Pero el siete de enero también. 

De fondo ha estado sonando este "villancico"







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