Una vida ...
Madrugué con los mismos nervios que el día de mi primera excursión.
Me dediqué en cuerpo y alma para que todo fuera perfecto. Reposo en la bañera, minutos interminables frente al espejo ... Borré cualquier sombra de cansancio de mi rostro con el tacto de mis dedos sobre la piel.
Elegí cada prenda como habrías hecho tú por mí. Tu perfume, ese que un día colaste en mi maleta, fue el broche final.
Y sí, confieso que ensayé gestos y posturas frente a un espejo. Me conoces bien, posé buscando mi mejor perfil, cómo estar más bella para ti. Y me reí, no sé si de mis tonterías de niña enamorada o de la felicidad que se salía por mis poros.
Poco a poco los nervios se fueron evaporando y enredando entre las notas de aquel disco que sonaba para nosotros. Todo en orden, pensé. Cerré los ojos y tomé aire.
Entonces, sonidos de pasos, un toc toc en la puerta, silencio, miradas que se cruzan y de nuevo silencio, un abrazo que lo dice todo y un suspiro que no se guarda nada.
Entraste en mi casa arrastrando tras de ti un río de luz.
- ¿Un té? - pregunté
- Una vida - respondiste.
Ya no ha vuelto a oscurecer ...
Me dediqué en cuerpo y alma para que todo fuera perfecto. Reposo en la bañera, minutos interminables frente al espejo ... Borré cualquier sombra de cansancio de mi rostro con el tacto de mis dedos sobre la piel.
Elegí cada prenda como habrías hecho tú por mí. Tu perfume, ese que un día colaste en mi maleta, fue el broche final.
Y sí, confieso que ensayé gestos y posturas frente a un espejo. Me conoces bien, posé buscando mi mejor perfil, cómo estar más bella para ti. Y me reí, no sé si de mis tonterías de niña enamorada o de la felicidad que se salía por mis poros.
Poco a poco los nervios se fueron evaporando y enredando entre las notas de aquel disco que sonaba para nosotros. Todo en orden, pensé. Cerré los ojos y tomé aire.
Entonces, sonidos de pasos, un toc toc en la puerta, silencio, miradas que se cruzan y de nuevo silencio, un abrazo que lo dice todo y un suspiro que no se guarda nada.
Entraste en mi casa arrastrando tras de ti un río de luz.
- ¿Un té? - pregunté
- Una vida - respondiste.
Ya no ha vuelto a oscurecer ...
(... ...)
Así tenía que ser siempre...rodeados de luz <3
ResponderEliminarComo en gran medida depende de nosotras, vamos a por ella. Muuuuuuuuak
EliminarEspectacular Carmen, menudo texto y menuda foto un diez.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias Javi. La foto tiene un tiempo ya pero es una de mis preferidas. Me alegra que te guste y me sigas por aquí. Besos !
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