Pensamientos tras una ventana prestada
Hoy ha amanecido el día lento. Es una de esas mañanas que no sabes bien si te la está regalando la vida, para que la saborees y dejes las prisas y la ansiedad escondidas entre los pliegues de la cama que acabas de abandonar, o eres tú la que realmente estás provocando ese ritmo por miedo al vértigo de la velocidad.
Sea como fuere, la mañana es mía. Hoy lo tengo todo a mi favor. El sol, sin trampa ni cartón, valiente, que hoy se asoma sin nubes que le empañen. Un café recién hecho que me revuelve más que las mariposas de las que hablan las novelas de amor. Y tengo una ventana.
Una vez leí eso de que cuando se cierra una puerta se abre una ventana. Chorradas. No se puede vivir sin ventanas, no concibo la vida sin abrir y asomarse a las ventanas, sin dejar que el aire nos despeine, sin curiosear a través de ella, sin sentarse a observar. El mundo es una ventana. Y las puertas son el punto y final sin retorno. No hace falta cerrar nada para asomarse a un mundo nuevo. Hay sobrante de ventanas. Hay pocas puertas. O al menos, así lo vivo yo.
La mañana es mía. Asomada a esta ventana prestada, tarareo un resumen de emociones. Me busco y me analizo, maldita manía que tengo. Pienso mucho y pienso en alto. Hay gente que se pierde en medio de las frases largas rubia, y yo soy de las que, o asiente en silencio, o no descansa si no es para enlazarse en otra frase. Mira más y habla menos, me anoto mentalmente.
La mañana sigue siendo mía. Saboreo esa sensación de posesión de un modo egoísta y casi infantil. Mía. ¡Qué pocas cosas realmente propias tenemos!, me digo a la vez que con un gesto de cabeza intento sacarme la melancolía que se me está posando sobre los hombros. ¡Vamos, espabila! Que la mañana no es eterna ...
Uno, sonrío
Dos, un sorbo de café
Tres, abro la ventana y dejo que se cuele el frío de la mañana
Cuatro, cierro la ventana y sigo sintiendo el aire renovado de la habitación
Cinco, al otro lado del cristal, un mundo de historias a medio contar me espera
para que las elija y escriba un final, mi final
Seis, cada día, cada luz, cada momento es único. Memorizo el que estoy viviendo aquí y ahora.
Siete, me río, se me escapa una carcajada casi tímida.
Ocho, busco mi reflejo en el cristal de la ventana y le hago muecas hasta gustarme.
Nueve, la mañana está dejando paso a la tarde
Diez, soy feliz, ha sido mi mañana. Sólo mía.
(... ...)
Acabo de darte un culazo para que me hagas hueco... quise llamarte pero no tuve ganas de asomarme a la ventana, mañana con el sol! Te quiero amiga!
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