Todo lo que cabe en dos segundos de vida ...

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El disparador remoto de mi cámara de fotos tiene un retardo de dos segundos. Es lo que le cedo al mundo para que se relaje y no pose. Un espacio vacío previo a la verdad. Y es, en ese brevísimo periodo de tiempo donde puede suceder lo que llevas esperando media vida.

Dos segundos es lo que dura una mirada de perdón sincera. Dos segundos es lo que necesitamos para que nos cambie la mirada en un reencuentro. Dos segundos es suficiente para decir un "te quiero", o enviar un "te extraño" escrito con la mirada borrosa.

Perdemos muchos más segundos en disgustarnos, lamentarnos, no digamos en buscar culpables, en crear reproches, en inventar excusas. Quizá porque todo esto sean poses. 

Yo llevaba años buscando una sonrisa que hiciera juego con la mía. 

Y entonces, entre vinos, música y una paz regalada, el disparador remoto de mi cámara me regala dos segundos. Los únicos que hacen falta para que la realidad fluya sola. 

Dos segundos hicieron falta para encontrar la sonrisa que hace juego con la mía.

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