La sequía
Se me secó el lagrimal de tanto usarlo.
Se me secaron las ganas y se me cansó la paciencia de tanto intentarlo.
Y entonces, dejando que la vida siguiera su curso natural,
como hacen los ríos, todo volvió a su cauce
y ahora la sequía emocional ya no vive en mi terreno.
Vuelvo a llorar y a regarme de vida. Se acabó la sequía.
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